Me dejaste con las lágrimas a punto de desbordarse, con el corazón inmóvil esperando que dieras la vuelta e hicieras que reviviera. Pero seguías adelante, sin mirar atrás. Mis pensamientos me decían que te habías ido, pero aquello que aún seguía inmóvil se negaba a afrontar la realidad.
Se negaba a afrontar que no volverías a hacerme sentir de verdad, que ya estabas a más de medio kilómetro de mi, que más temprano que tarde acabarías olvidando que lo tuvimos todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario