1 de junio de 2012

Más de 90 minutos.

No esperaba que pudieras curarlo, ya estaba inmóvil y desgarrado por culpa de tus palabras. Estaba a punto de romperse, de no volver a esta jamás de una sola pieza. Pero tú seguías demostrando que podías conmigo, que no te costaba nada hacerme sufrir. Ninguno sabía cuando pararías, cuando lo dejarías suelto y podría caer, quebrado, roto en millones de sentimientos sin rumbo fijo, ni siquiera tú. Poco a poco acababas conmigo, podías hacerlo de golpe, sin que durara más de 90 minutos pero era mejor así, tener el control del tiempo y utilizarlo como quisieras.
Entre el tedio y el dolor perdimos esos minutos, perdiste tú que te creías el ganador de la partida, sobrepasaste el límite, quebraste el cristal, inundaste el coliseo. Ahora estamos en ruinas y nunca sabremos qué pasó cuando se fue ese hilo de luz, cuando sonó esa alarma que rompió nuestros tímpanos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario