Notas como el tacto del suelo cambia, te obliga a andar de una manera más segura, pisando fuerte.
Poco a poco notas como tu cara se humedece, como tu pelo va deslizándose, cada vez más pesado hasta llegar a tu piel, pegándose.
De repente, paras en seco.
Te da por estirar los brazos, por mirar al cielo aún sabiendo que no vas a poder casi abrir los ojos, por dar vueltas lentamente.
Te da por disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario