29 de diciembre de 2012

De repente, te da por disfrutar.

    Notas como el tacto del suelo cambia, te obliga a andar de una manera más segura, pisando fuerte.

    Poco a poco notas como tu cara se humedece, como tu pelo va deslizándose, cada vez más pesado hasta llegar a tu piel, pegándose.

    De repente, paras en seco.
    Te da por estirar los brazos, por mirar al cielo aún sabiendo que no vas a poder casi abrir los ojos, por dar vueltas lentamente.
    Te da por disfrutar.

    Comienzas a gotear, la ropa empieza a pesar. Pero el hecho de estar empapado y bajo la lluvia en realidad no te importa para nada.

[foto: tumblr]

No hay comentarios:

Publicar un comentario