Siento vértigo cuando miro atrás. Un horror vacui instalado en la cornisa de mis pensamientos.
Y es que no quiero parar de sumar. Quiero padecer de por vida un síndrome de diógenes de recuerdos, y que no tenga cura, ni vacuna, ni tratamiento alguno. Un enfermo terminal del vivir fuerte.
Quiero recordar lo bueno, lo malo y lo peor, lo que me hizo reír hasta doler, gritar hasta matar y llorar hasta caer.
Quiero recordar lo que me hizo recordar y lo que me hizo querer olvidar.
Quiero recordar todo, cada detalle y cada poquito que hoy en día crean el muchito.
Quiero recordar lo que me hace ser quien soy y lo que me hace no ser quien no soy.
Las subidas y bajadas, los menos y los mases, los momentos que sí y los que no, las sonrisas adiestradas y las salvajes, las luces que iluminan tanto que ciegan y las que crecen el contraste.
Quiero recordar, siempre recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario