1 de enero de 2015

Terminal R-8

Siento vértigo cuando miro atrás. Un horror vacui instalado en la cornisa de mis pensamientos. 
Y es que no quiero parar de sumar. Quiero padecer de por vida un síndrome de diógenes de recuerdos, y que no tenga cura, ni vacuna, ni tratamiento alguno. Un enfermo terminal del vivir fuerte.

Quiero recordar lo bueno, lo malo y lo peor, lo que me hizo reír hasta doler, gritar hasta matar y llorar hasta caer.
Quiero recordar lo que me hizo recordar y lo que me hizo querer olvidar. 
Quiero recordar todo, cada detalle y cada poquito que hoy en día crean el muchito. 
Quiero recordar lo que me hace ser quien soy y lo que me hace no ser quien no soy.
Las subidas y bajadas, los menos y los mases, los momentos que sí y los que no, las sonrisas adiestradas y las salvajes, las luces que iluminan tanto que ciegan y las que crecen el contraste.

Quiero recordar, siempre recordar.

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