Su inmensidad que te arropa y te abandona a la vez.
No puedes odiarlas, te dan la vida y cuando no miras, te la absorben. Y tú ni te enteras.
Te enseñan que lo diminuto y lo enorme tiene sitio a la vez dentro de ti.
Las ves pasar, llenas de sueños (rotos o por estrenar), llenas de risas, de llantos, una historia de cada una. Al fin y al cabo, llenas de vida.
Y cuando te quieres dar cuenta, observándolas día a día, sabes que tú siempre has sido una de ellas.
Que tú has nacido para estar ahí, para tener sueños, risas, llantos, historias y vida en tu interior.
Y nadie puede apartar ese sentimiento de ti, porque ahí, entre luces, suspiros, humo, ruido... eres invencible.
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| [foto: tumblr] |
No sé el motivo, pero he pensado en estrellas al leerte
ResponderEliminarWow, no lo había pensado pero tiene muchísimo sentido si piensas en ellas... Será porque de algún modo las grandes ciudades y las estrellas tienen algo de parecido, ¿no?
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